

DOS
¡SOY EL NÚMERO 2! ¡NO SOY UN CISNE!
Iban dos letras caminando por la plaza, en el paÃs de las letras. Ambas caminaban muy deprisa, pues les habÃan avisado de un trabajo, haciendo un pequeño escrito y tenÃan que acudir a la biblioteca para que les informaran todo lo que tenÃan que hacer.
Por el camino encontraron una fuente, que estaba rodeada de muchas más letras intentando refrescarse, pues era verano y el calor era sofocante.
Como se oÃa mucha griterÃa, decidieron acercarse y, cuando estaban casi al borde de esta, una de las letras que rodeaba la fuente, comenzó a gritar:
• ¡Socorro! ¡Se ha colado un cisne! – decÃa corriendo de un lado a otro. –Hay que llamar a las autoridades para que lo saquen de aquÃ.
• ¿Qué dices? – Se oÃa una voz entre la multitud. – No mientas, no soy un cisne. –Intentaba explicar sin conseguirlo.
• ¡Sáquenlo de aquÃ! ¡No se admiten animales dentro de la fuente! – seguÃa gritando la letra.
Al ver tantas letras junto a la fuente y oÃr los gritos que de allà venÃan, pronto acudieron al lugar las autoridades competentes a descubrir y aclarar lo que allà ocurrÃa.
•A ver… ¿Qué ocurre aqu� ¿Por qué tanto escándalo?
•Dicen que se ha colado un animal en la fuente.- indicó una letra curiosa.
• ¿Un animal? Yo no veo ningún animal.
•Se lo intentaba explicar, pero nadie me ha querido escuchar. – se escuchó de repente.
• ¿Es usted el animal que tanto escándalo ha organizado? –preguntó el agente, que no era otro que la letra P.
•Ya lo ve, agente P. ¡Yo no soy un cisne! ¡Soy el numero 2! – dijo muy enfadado. – ¡Ya estoy harto de que siempre me confundan por la forma de mi cuerpo!
En aquel momento, la letra que habÃa causado tanto revuelo se puso colorada como un tomate. La pobre habÃa confundido al número 2, con un cisne que se refrescaba en la fuente al igual que las otras letras.
Una vez aclarado el malentendido, la letra se acercó al número 2 y le pidió disculpas por su error, prometiendo que la próxima vez se acercarÃa y se asegurarÃa de lo que viese, antes de montar otro escándalo.
El cisne después de pensarlo bastante le dijo:
-
No te preocupes creo que los cisnes son hermosos y no me volveré a enojar porque me confundan con ellos.
Poco a poco, la fuente se quedó vacÃa y cada uno volvió a sus tareas, volviendo todo a la normalidad.
FIN
