UNA CURIOSA AVENTURA
Hace mucho tiempo en un lugar muy lejano, los números vivÃan solos, y estaban muy tristes porque no conocÃan las estrellas, el sol, la luna,... Un dÃa el número 1 se asomó a la ventana y en el árbol que habÃa a su lado, se posó un pajarito que le dijo:
- “Hola, soy el pájaro PirulÃn. ¿Tú quién eres? – le preguntó
- Soy el número 1 y vivo aquà con mis hermanos, pero estoy muy triste porque no puedo salir de aquÃ. ¿Tú puedes volar?
- -“¡Claro! – contestó el pájaro
- ¿Y conoces a los niños?
- - ¡Claro, mi nido está cerca de un colegio donde hay muchos niños. Y cada dÃa los veo como pintan en sus fichas, cómo aprenden cosas nuevas, cómo se rÃen y la pasan bien.
- ¡Qué divertido! Me gustarÃa ir contigo y conocer a los niños. Vivir aquà es muy aburrido.
- Pero para venir conmigo tienes que pedir permiso a tus hermanos mayores. – le dijo el pájaro.
Dicho y hecho, el pájaro PirulÃn entro con el número 1 en su casa y les pidió permiso a sus hermanos mayores para que pudiera ir con él a visitar el colegio donde estaban los niños. ¡Qué contento estaba!
A la mañana siguiente el número 1 se puso en camino, iba pensando cómo serÃan los niños, y cómo serÃa el mundo en el que vivÃan. En lo alto de un árbol le esperaba PirulÃn y al verlo de nuevo le dijo:
-“Hola, número 1! ¿Sabes, te pareces a un rayo de sol? Porque eres muy delgadito.
-Pero, ¿qué es un rayo de sol?
PirulÃn, miró hacia el cielo y le señaló un rayo de sol.
- Pero no tiene cabeza como yo.
- Jajajaja, ¡claro! Es que el rayo de sol no puede llevar cabeza porque taparÃa su luz.
Los dos amigos se pusieron en camino, seguidos muy de cerca por el rayo de sol. Y cuando llegaron al colegio. El sol atravesó con sus rayos la ventana e iluminó toda la clase.
- ¡Anda! ¿Es qué puedes atravesar las paredes? – pregunto 1
- No, - dijo el rayo de sol- sólo puedo atravesar los cristales y el agua.
- ¡Jo!, tú ya estás en el colegio. ¿Nosotros podemos pasar?
- Espera un momento- le dijo el rayo de sol- enseguida dirán tu nombre.
En ese momento la señorita empezó a hablar. Cogió el dibujo de un dragón y les preguntó a los niños. - ¿Cuántos dragones hay aquÃ? Todos los niños contestaron ¡uno! SÃ, el número 1 es cómo un rayo de sol, pero lleva una cabeza. En ese momento el número 1 no pudo aguantar más, entró por la ventana y se puso en la pizarra.
- ¡Bravo! DecÃan los niños, ¡es el número 1!
- Todos los niños se pusieron a aplaudir. En honor al número 1 y él muy orgulloso y contento de que los niños lo conocieran y de conocerlos prometió volver junto con sus hermanos.
FIN
